Viernes Santo: el altar desnudo, el sagrario vacío, el crucificado ¿abandonado de todos? No: a sus pies, como esas dos rosas que brotan de las misteriosas raices del Espíritu, dos mujeres -María de Nazaret y María de Magdala- velan en nuestro lugar y mantienen viva la luz de la Esperanza y la Misericordia para todos crucificados del mundo.
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