Otra Navidad bajo sus plantas, emoción en el convento y recuerdos y presente de aquellos que ya no están con nosotros, pero todos formando una gran familia que desde tiempo inmemorial celebramos el nacimiento del Niño que está entronizado en la Gloria Misma, en el brazo de Nuestra Madre, de nuestra Virgen de las Mercedes.
Sonreía a su familia mercedaria, a sus jóvenes y a sus mayores que ahí estaban como cada nochebuena y como cada día de navidad para abrir el corazón de par en par y recibirlo. ¿Y la Madre? Mercedes hermosa que sonreía también al ver la esperanza manando por todos los rincones del convento, y guapa, guapa, guapísima, engalanada con su corona de plata, la plata de su pueblo.
Cuánta alegría contigo, que eres el orgullo de nuestra tierra, el sentido de nuestro esfuerzo, la meta de nuestra alma.
Y allí fue, contigo, donde quisimos cantar para que cantaras con nosotros los villancicos que vistieran de navidad a todo nuestro pueblo.
El Camarín se hizo portal, nosotros pastores que cantaban y tú seguías siendo la Reina más guapa que ha hecho un cielo de nuestra Herencia.
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