Así queda El Cristo...El Cautivo... el Consuelo...
En penumbra...En silencio...
Venimos a rogarte...
pero, al verte, nuestros ojos van y vienen
de tu cuerpo a nuestro cuerpo con vergüenza.
¿Cómo quejarnos de nuestros pies cansados,
cuando vemos los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte nuestras manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?
¿Cómo explicarte a Ti nuestra soledad,
cuando en la Cruz alzado y solo estás?
¿Cómo explicarte que no tenemos amor,
cuando tienes rasgado el corazón?
Ahora ya no nos acordamos de nada,
huyeron de nosotros todas nuestras dolencias,
el ímpetu del ruego que traímos
se nos ahoga en la boca pedigüeña.
Y solo pedimos no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave Santa de tu Santa Puerta.
Amén
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