Con una iglesia conventual llena de inocencia, celebramos la fiesta de la Presentación del Señor en el Templo de la Merced, en la que quisimos “jugar” con el simbolismo: las velas encendidas, con un mensaje: “Que la luz de Dios siempre ilumine tu vida”
Ha sido una tarde de fiesta, de júbilo, pero sobre todo de FE.
Todos estos niños han sido presentados por sus padres; seguramente que para la mayoría ha sido la primera vez que se han encontrado, frente a frente, con la “Hermosona”, debido a su prematura edad, pero, sin duda alguna, será el comienzo de una tradición que cuidarán y guardarán, como el mejor de los tesoros, durante toda su vida.
Hoy han conocido a María de la mano de sus padres; mañana vendrán solos porque ya saben los pasos, porque quieren estar con la Madre… y los veremos con devoción, un mayo tras otro, un año tras otro, venir todas las noches para ver a la Madre, para estar con la Madre, para pedirle a la Madre, para agradecer a la Madre… para besar a la Madre; a su Madre del alma, a su Madre del cielo, a su Madre de las Mercedes, libres, obedeciendo al dictado de su corazón, dando crédito a una tradición centenaria que ha marcado la historia mariana de este pueblo.
Vosotros, niños y padres, os llevasteis un escapulario, un diploma y una vela como recuerdo de esta celebración; nosotros, todos los que os acompañamos, también recibimos nuestro premio y nuestro recuerdo: otro diploma, pero no escrito en un papel, sino grabado a fuego, con esas letras que no se borran, en el fondo de nuestro corazón. En él se lee: “Herencia te quiere; Madre, tu ternura nos envuelve; María, tu mirada nos sobrecoge; Mercedes, tu silencio nos congrega, …”.
0 Dejaron su opinión:
Publicar un comentario
Tienes la palabra
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.