que suscitaste en tu servidor Pedro Nolasco
el deseo de imitar a Cristo Redentor, poniendo su vida al servicio de los más pobres de entre los pobres, los cautivos; al prepararnos a celebrar el Jubileo Mercedario, te pedimos que eleves nuestras oraciones al Padre, fuente de misericordia para que seamos capaces de contemplar la luz de tu Hijo en el rostro de los cautivos de hoy y te ofrezcamos, alegremente, llenos del Espíritu Santo, nuestras vidas como moneda de rescate por nuestros hermanos que viven privados de libertad y sin esperanza en las nuevas periferias de la cautividad.
Amén
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